—Hola, Maxi, soy Islinda —decidió seguir la corriente como Eli le había instruido—. Encantada de conocerte también.
Islinda sacó una silla, a punto de sentarse al lado del cambiante de caballo hada oscura, solo para ver de reojo a Eli sacar la silla junto a la suya.
—Aquí, princesa.
—Oh. —El corazón de Islinda dio un vuelco con el gesto, sus mejillas se calentaron un poco mientras se acomodaba en el asiento. Eli era tan dulce y caballeroso.
Con todos ya sentados, los sirvientes entraron uno tras otro con la comida y les sirvieron.
—El plato estrella de la noche —Aurelia se puso de pie al lado presentando la cena tan esperada:
— las bolitas de Akara de la joven señorita Islinda.