—Está bien, eso es suficiente —Islinda apartó a Eli cuando la mirada se hizo demasiado intensa y los susurros desagradables de los transeúntes comenzaron a molestarla. ¿Sería así de cómo sería si salía con él de verdad? ¿Podría soportar su acoso constante? ¿No utilizaría Eli esa oportunidad para cumplir su macabro deseo de matarlos a todos? ¿Y por qué estaba pensando ya en esto? Islinda tembló ante el pensamiento.
Eli, tan terco como siempre, la soltó justo lo suficiente para poder girar, su brazo permaneció en su cintura y cuando ella levantó la vista, sus ojos se desviaron hacia sus sensuales labios y su corazón comenzó a acelerarse. ¿Por qué tenía que ser tan guapo? Hacía que resistirse a él fuera más difícil.
Comenzó a inclinarse hacia ella y su estómago hizo un doble salto. Sin embargo, justo cuando el príncipe Fae oscuro estaba a punto de rozar sus labios con los de ella, Islinda presionó su dedo contra su boca y lo detuvo.
Ella se burló:
—Bonito intento.