Esta pelea ya se había tardado demasiado. ¿Cómo se atreve Theodore a entrar en su territorio y amenazar con acabar con la vida de su invitada? Si eso no era un insulto flagrante, Aldric no sabía qué era. Theodore ha estado presionándole durante años y esta vez, no iba a permitir que se saliera con la suya.
¿Qué pensaría Islinda de él si no hace nada y deja que su desgraciado hermano se vaya así? Que no era lo suficientemente capaz y la reputación que había construido a lo largo de los años sufriría un golpe. No, Theodore se lo había buscado y Aldric no iba a ser indulgente con él. Si no hacía un ejemplo de él ahora, Aldric temía lo que podría hacerle a Islinda en el futuro.
Pero luego llegó André, siempre el conciliador, el hermano pacífico, eligiendo permanecer en terreno neutral. Sin embargo, a Aldric no le importaba si destrozaba su castillo, tenía suficiente dinero para reconstruir los daños con tal de lidiar con Theodore y que Islinda estuviera a salvo.