Islinda finalmente se dio cuenta de lo que significa ser esclava de Aldric. Se le dio un trato real pero se la trató como mierda. No tenía opinión. No tenía voz. Las órdenes de Aldric eran la ley. Y no tuvo más remedio que acceder al desayuno también.
Está bien, haría esto, pero no de la manera en la que él espera. A Aldric le encanta el drama y probablemente provocaría una confrontación para sacar de quicio a ella. En una palabra, Islinda no dejaría que Aldric la afectase. Lo aburriría tanto que no demandaría desayunar con ella por un tiempo, hasta que se le ocurrieran nuevas travesuras.
Con su decisión tomada, Islinda caminó por el pasillo con Aurelia como su escolta. No había visto a Rosalind hasta ahora y algo le decía que tenía que agradecerle a la Fae que la acompañaba por eso. A Islinda le gustaba Aurelia y eso la asustaba mucho porque si Aldric llegara a ella, probablemente la usaría.