—Hermano Jin, no he ido a tu casa aún, ¿puedo quedarme en tu lugar por una noche? —la loli pequeña balanceaba la cabeza de Chu Jin, arrullando—. Déjame irme a casa contigo, de todos modos mañana es sábado, no hay escuela, Hermano Jin, solo di que sí...
—Arriba en el árbol, Mo Qianjue: "...".
Originalmente había pensado que era Chu Jin quien rondaba a la loli pequeña y la ilusionaba, pero resultó que siempre había sido su propia hija la que no dejaba ir a la otra niña. Y hasta tuvo el descaro de invitarse ella misma a su casa.
—¿Y qué hay de tu papá? ¡Estaría tan preocupado sin verte! —Chu Jin extendió la mano y juguetonamente le pellizcó la nariz a la loli pequeña—. Apúrate a volver a casa y no dejes que papá se preocupe.
—La loli pequeña tuvo una idea repentina—. Hermano Jin, ¿eso significa que mientras mi papá esté de acuerdo, puedo irme a casa contigo?
—Chu Jin asintió—. Sí, claro, siempre y cuando tu papá esté de acuerdo, Hermano Jin te llevará a casa.