Al oír la perplejidad en la voz de Dick, Chu Jin entrecerró ligeramente los ojos y continuó.
—Porque tengo un mazo de Cartas del Tarot en mi bolsillo, temo que se manchen con un río de sangre más tarde. No importa si muero, pero las Cartas del Tarot son sagradas y no deben ser profanadas. Espero que puedas cumplir esta pequeña solicitud mía.
Los ojos de Song Shiqin se estrecharon levemente, oscuros y profundos, su rostro impasible.
Pero las manos detrás de su espalda hicieron un gesto, señalizando comenzar la operación.
Para capturar a Dick, el fugitivo mundial, naturalmente no habría venido con solo una docena de personas.
Las fuerzas ocultas ya habían comenzado a moverse.
Cuando Dick escuchó las palabras "Cartas del Tarot", su cuerpo entero se congeló visiblemente por un momento, la fuerza en su agarre disminuyó levemente, y rápidamente movió la daga de su cintura al cuello justo y hermoso de la joven.
Dijo fríamente:
—¡Cumpliré tu deseo!
