—¿Wang Xuxu?
Un destello de oscuridad cruzó por los ojos de Zhao Yiling, mientras un fragmento de memoria comenzaba a ser evocado en lo profundo de su mente.
El rostro de muñeca frente a ella se fusionaba gradualmente con aquel rostro de sus recuerdos.
Un recuerdo insoportable tras otro se reproducía ante sus ojos.
A la edad de 8 años, cuando su familia acababa de mudarse a Ciudad Capital, como estudiante de intercambio, enfrentó un trato injusto en la escuela.
En aquel entonces, Wang Xuxu era la arrogante hija de un alto funcionario, rodeada de un grupo de personas mientras le señalaba la nariz y la reprendía:
—¿Qué te da derecho, una paleto del campo, a estudiar en la misma escuela que nosotros, la hija de un comerciante que apesta a monedas de cobre?
Todos escupían sobre ella, llamándola una paleta desaliñada.
Sentada allí con la cabeza entre las manos, ansiosa y nerviosa, solo tenía que levantar la vista para ver los rostros fieros de esas personas.
