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—¡Mil yuanes! Esta niña realmente se atreve a pedir un precio alto.
—Como diligente jardinera para la madre patria, su ingreso mensual es de poco más de cinco mil. —Gu Ronghua sentía cada vez más que esta niña necesitaba a alguien que la bajara a la tierra, de lo contrario, si se dejaba sin control, seguramente llegaría a las estrellas—. Gu Ronghua silenciosamente activó la aplicación de grabación en su teléfono y preguntó sorprendida:
— ¿Mil yuanes? ¿Tan caro?
—¿Qué tiene de sorprendente, niña? —La tía que estaba a su lado ya no podía escuchar más y regañó:
— Jin es conocida por sus adivinaciones divinas del Tarot, ¿mil yuanes es mucho?
—Gu Ronghua negó con la cabeza, sus palabras contradecían sus verdaderos pensamientos:
— No es mucho, para nada, ni un poco.