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—Tía, por favor, tome asiento.
La tía se sentó frente a ella como se le había indicado, mirando a Chu Jin con una expresión compleja —Niña, ¿qué estás haciendo...? ¿No se suponía que debía decirle su fortuna? ¿Por qué ha empezado a jugar con cartas de juego? ¿Iba a jugar con ella la partida de Lucha del Terrateniente?
Chu Jin no tenía prisa por explicar, continuando barajando las cartas dijo —Tía, tienes un rostro bondadoso y rasgos generosos, eres una persona con una fortuna duradera.
La tía echó un vistazo a Chu Jin, dándose cuenta de que no debería tener muchas expectativas de una joven. Se trataba de una frase común de inicio para los chamanes de Jianghu.
Chu Jin sonrió y agregó —En tu juventud, fuiste una líder decisiva. Tú y tu esposo han estado casados por 35 años y tuvieron un hijo en la mediana edad, tu destino lleva un hijo pero no una hija.