«¿Qué demonios?», pensó Kevin, sacudió la cabeza y dijo a Alan en un tono intransigente:
—Definitivamente no me interesa este tipo de cosas y, además, en este momento, soy demasiado débil para sobrevivir si este tío se entera, ¿verdad?
Alan asintió, Kevin tenía razón, su tío lo mataría sin dudar, y no podía obligarlo a aceptar su destino.
Pero si había algo que su familia le había inculcado profundamente, era proteger al portador de esa marca a cualquier costo.
De repente recordó lo que Kevin le había preguntado y entonces le dijo:
—Tu madre sigue viva, tu tío la tiene prisionera en una torre cerca del Palacio Real en la Capital... Tu madre es la maga más poderosa de todo el continente y él la utiliza como carne de cañón para proteger la frontera que nos separa del territorio de los demonios.
