—Qué alivio, no había pensado que tus agudos sentidos pudieran ser de doble filo, por supuesto que son muy útiles pero si van a hacer tu vida diaria un infierno, es mejor prescindir de ellos —dijo Kevin entonces.
—Fue Liam quien me enseñó cómo controlarlos, sin él tienes razón, mi vida ciertamente se habría convertido en un infierno —respondió Axel con una sonrisa.
No hablaron mucho hasta que llegó Liam y Liam les hizo señas para que lo siguieran un poco alejados del campo de entrenamiento.
Después de saludarlo, Kevin le preguntó directamente:
—¿Cómo puedo ayudarte? Axel me dijo que querías hablar conmigo.
Con orgullo Liam les mostró su mano izquierda donde ahora tenía la marca de la Unión y le dijo a Kevin:
—Quería agradecerte por tu consejo y me gustaría pedirte un favor. Pero antes de eso, quiero que ambos sepan que Ian y yo no estamos engañados y que sabemos que algo no está bien con ustedes.
Luego se volvió hacia Axel y dijo: