Axel entonces le dijo, apretando su abrazo y acariciando su cabello:
— Por lo que quieres preguntarle a Tony, déjame acompañarte, no intervendré en tus asuntos y seguiré tus instrucciones, solo quiero descubrir el mundo en el que vivías.
Kevin sonrió y dijo:
— Está bien cielo, iremos juntos.
A Axel le alegró que Kevin hubiera aceptado y ahora que estaba en sus brazos quería disfrutarlo, le preguntó primero:
— ¿Cómo te sientes, cariño?
Kevin respondió de inmediato:
— Mucho mejor ¿y tú?
Una sonrisa depredadora acababa de aparecer en la cara de Axel, pero Kevin, que todavía estaba acurrucado en sus brazos, no la vio cuando le preguntó inocentemente:
— Estoy bien también... ¿Quieres tomar una ducha?
Kevin, aunque no podía ver su cara, estaba empezando a conocer muy bien a su hombre así que para provocarlo dijo:
— Depende...
Axel, que todavía estaba acariciando su cabello, detuvo sus caricias y le preguntó:
— ¿Depende de qué?
