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LUO YAN preparó sándwiches de té, algo pequeño que se podía comer fácilmente. Después de terminar, preparó té. Lo puso todo en una bandeja y la llevó con facilidad.
—Segundo joven maestro, déjeme llevar eso por usted —dijo una criada que había estado merodeando en la cocina desde que él entró más temprano.
Probablemente la criada estaba preocupada de que él se quemara. En serio, no importa cuántas veces hiciera algo en la cocina, estas criadas siempre piensan que se va a romper. Como una especie de porcelana. Bueno, no es que les culpara. Para ellas, su imagen probablemente siempre sería la de un niño frágil.
—Está bien. Puedo hacerlo —dijo él, sonriendo amablemente a la criada.
Entonces salió de la cocina. Cuando llegó frente al estudio, pidió a una criada que pasaba que llamara a la puerta. Y así lo hizo.
—Adelante —llamó la voz fría de su padre.
—¿Quiere que lleve esa bandeja por usted, segundo joven maestro? —preguntó la criada que pasó por allí.