—YAN YAN, ¿realmente te vas a ir hoy? —preguntó Bai Ye, sosteniendo la mano de Luo Yan. Sus grandes ojos ya comenzaban a llenarse de lágrimas, su expresión claramente decía 'no te vayas'.
Estaban en la sala de la casa Bai, despidiéndose. Porque hoy era el día en que la familia Luo volvería a Ciudad S. Todos estaban allí, excepto el jefe de la familia, Bai Zhen.
Luo Yan se inclinó un poco y puso su mano en la mejilla de Bai Ye. —Sí, necesitamos hacerlo porque Ah Jin y yo tenemos escuela mañana. Papá y Hermano también tienen que trabajar. Nos hubiera gustado quedarnos más tiempo, pero aun tenemos que cumplir con nuestras responsabilidades. Xiao Ye entiende, ¿verdad?
Bai Ye hizo un puchero pero aún así asintió en acuerdo. —Entiendo.
Bai Ze, de pie al lado, alzó una ceja. Y aquí pensaba que este chico definitivamente armaría un alboroto porque Luo Yan se iba hoy. Ya esperaba gritos y un aluvión de lágrimas. Pero, ¿quién hubiera pensado que este niño estaría tan tranquilo hoy?