SHEN JI YUN se sobresaltó al ver las lágrimas que de repente cayeron de los ojos de Luo Yan. Solo esperaba que le mostrara al Sumo Sacerdote que era un elfo de la luna para que el sacerdote estuviera más inclinado a ayudarlos. Aunque había estado amenazando a los PNJ aquí desde antes, sabía que no sería capaz de derrotar a todos aquí, por poderoso que fuera. Sin mencionar, este Sumo Sacerdote definitivamente no sería un oponente fácil.
Pero no quería que su conejo de repente llorara. Esas lágrimas perladas simplemente tiraban de las cuerdas de su corazón. Es como si algo pesado presionara su pecho. Antes de que su cerebro pudiera pensar más adecuadamente, su cuerpo ya se movía por su cuenta. Acercó a Luo Yan hacia él y sosteniendo su rostro, limpiando las lágrimas que fluían por sus suaves mejillas.
—Sshh... no llores. Está bien. Todo va a estar bien —dijo con la voz más suave que pudo reunir.
