—Eh, ¿te gusta? —preguntó Yu Jiao.
Al hacer esa pregunta, no se dio cuenta de que había vuelto a su antigua costumbre. Sujetando el dobladillo de su camisa y comenzando a jugar con él. Esto mostraba que estaba realmente nerviosa. Como si no pudiera calmarse mientras no escuchara una confirmación verbal de que realmente les gustaban las armas que había hecho para ellos.
—¿Estás bromeando? ¡Me encanta absolutamente! —dijo Luo Yan sosteniendo las dagas gemelas como si fueran tesoros.
El pequeño zorro sentado en la mesa central miraba las dagas. [Amo, el arma hecha por este hermano guapo realmente te queda bien. Es negra como Eclipse. Muy bonita.]
Luo Yan casi se ríe, es como si este pequeño solo dijera que las dagas gemelas eran bonitas porque tenían el mismo color que su pelaje. Se sentó y simplemente revolvió la cabeza esponjosa de Eclipse. Luego, con cuidado, volvió a poner las dagas en la caja de madera.
