Después de recoger su equipaje, la familia Luo se dirigió al terminal de salidas donde esperarían a la persona que los recogería.
—Tu tío Chen dijo que el conductor que envió ya nos está esperando en el terminal —dijo Luo Wei Tian, guardando su teléfono en el bolsillo del pantalón que llevaba puesto.
Cuando llegaron a su destino, una voz familiar les llamó.
—¡Tío Tian!
Luo Yan se giró hacia la dirección de donde venía la voz. Vio a un joven alto saludándolos con la mano. Su cabello negro estaba algo desordenado. Sus ojos negros brillaban con alegría y energía. Todo su cuerpo exudaba una energía indomable, mostrando que no era alguien que pudiera estar sentado tranquilamente durante horas.
Y se parecía exactamente al bestiakin de león de su equipo. La notable diferencia era el color de su cabello y ojos, la ausencia de orejas y cola de león, y un cuerpo ligeramente menos musculoso. Pero si uno ignoraba todo eso, entonces los dos eran casi idénticos.