Ya no podía hacer nada, así que se sentó allí organizando sus libros y pupitres.
—Maestra Florence, ¿a quién enseñaba cuando todos los estudiantes estaban en el jardín arando? —uno de los maestros en la oficina preguntó sintiendo que era extraño que la hubiesen escuchado hacer algo tan constructivo.
—Dos chicas que llegaron tarde a clases entraron azotando la puerta y las castigué, no pensé que me harían caso, ¡pero realmente lo hicieron, y me sorprendió! —respondió de buen humor y se acomodó en su asiento—, estaba esperando oír algo cuando los maestros curiosos inmediatamente bajaron la cabeza y se ocuparon, incluso el maestro de lengua china, que planeaba ausentarse de esa clase, comenzó a preparar sus lecciones de inmediato.
No necesitaban preguntar quiénes eran, en ese aula, solo tenían esas dos nuevas alumnas que eran estudiantes externas, e incluso llegando tarde a la escuela, nadie las cuestionaría, ni siquiera el Director.
