—Al ver que lo miraban boquiabiertos como si fuera un extraterrestre, le pareció que nada de lo que explicara calmaría la situación, ¡pero ya había expresado sus sentimientos! —¡No me has dicho los códigos! Se nos acaba el tiempo —Ya estaba avergonzado, si seguían charlando, solo terminaría sintiéndose más avergonzado, ya que podía oírlos.
—¡Aquí están las coordenadas! —Ella se calmó y las dictó una por una mientras él las apuntaba en otro cuaderno que estaba sobre la mesa y asintió con la cabeza después de confirmar que los códigos eran exactamente lo que ella había dicho.
—¡Tratarlo como a un bebé, como si lo fuera! ¡Es un hombre hecho y derecho que puede ocuparse de su vida y sus cosas! —Feng Jiu estaba molesta con la forma en que ella lo atendía tan cuidadosamente. ¿Acaso ese hombre no puede cuidarse a sí mismo?
