—Está bien... —comenzó a hackear y pudieron escuchar el fuerte retumbar de los helicópteros militares saliendo de la mansión.
—Vamos, os voy a acostar... —Niñera Wei les tomó de la mano mientras paseaban después de haber limpiado los platos sucios que usaron y la cocina, era hora de ir a la cama.
—Está bien... —respondieron alegremente con señas, sus vidas estaban de nuevo en curso y su hermana se estaba recuperando, no tenían nada que les estresara.
Caminaron hasta su dormitorio, ella permitió que se ducharan uno por uno mientras limpiaba a Tang Wei, que en ese momento no podía ducharse normalmente como los demás porque sus heridas se mojarían y podrían infectarse.
Ella acababa de despertar y miró a la mujer que la atendía. La había visto en el Palacio y la conocía. —¿Tía? —No esperaba verla aquí, de todos los lugares.