Ella empujó al que estaba parado frente a ella y se acercó al que estaba detrás de su hermano gemelo, ese hombre de cara fría Li Pingyi. Él era más masculino que su hermano.
—Cariño, ¡te ves tan delicioso! Esta viejecita puede darte algo de dulzura —murmuró suavemente estirando las manos y antes de que pudiera tocar sus hombros, Li Pingyi se movió a un lado y ella no lo alcanzó. Sus ojos se tornaron ligeramente fríos pero su sonrisa seguía fija en su rostro.
—¡No seas tan frígido! Esta viejecita podría darte un placer inmenso que nunca has experimentado. ¡Sabes, tengo experiencia! —ella seductoramente lamió sus labios acercándose cuando de repente su cuerpo fue arrastrado.
—Ah Shen... ¡No sabía que tenías hombres tan guapos alrededor! No es de extrañar que no se encuentren por ahí... ¡Ya tienes un hermoso harén completo! —no necesitaba mirarlo para saber que era Huo Shen quien la arrastraba. Él era el único que tenía el valor de manosearla.