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Su Wei Wei también lo dejó abrazarla cuando el helicóptero aterrizó en los campos de la mansión.
Huo Shen, que había estado esperando durante una eternidad, finalmente se sintió aliviado al ver a los dos helicópteros aterrizando en su campo, se levantó del suelo y se quedó de pie esperándola.
¡El lugar estaba oscuro ya que había apagado las luces! Sentía que solo la oscuridad podía acompañarlo.
—Padre, entraré a la mansión, Huo Zheng, ayúdale a instalarse... Buenas noches padre... —Después de aterrizar, saltó de sus brazos después de darle un beso en la frente.
—Hey...
—Despacio... —Extendió su mano sintiéndose desorientado... Sus brazos estaban vacíos al igual que su corazón.
—Está bien padre... —Subió a un minicoche que la llevó hacia la mansión. Se bajó y caminó hacia la puerta de entrada que parecía estar cerrada pero no estaba con llave.
