—Espera un minuto, volveré, no te muevas y no hagas nada... —la advirtió mientras caminaba hasta su armario y encontró los tocados de compromiso de ella perfectamente guardados en el gabinete todavía envueltos en un cartón.
Abrió los cartones y los recogió, caminó hasta la mesa de tocador y los colocó sobre la mesa. Se paró justo detrás de ella y se inclinó ligeramente hacia adelante, sosteniendo su cabello rizado antes de tomar la banda y girarla formando un moño suelto, dejando que los flequillos colgaran alrededor. Lo aseguró bien y comprobó su firmeza.
Tras crear el moño y asegurarse de que estaba apretado, lo cubrió con una capa de jade con hilos colgantes de estrás cubriendo el moño, y con sus pasadores clavados en su cabello, lo sostuvieron cubriendo todo el moño dejando solo el frente de su cabello expuesto y abierto.