Se quitó los guantes de cuero negros y se los lanzó a Huo Zheng mientras caminaban por el pasillo de regreso a la sala de hospitalización.
—¿Debería continuar el banquete de compromiso de la misma manera en que lo habías planeado? Ya son las cinco de la tarde y esas jóvenes con las que íbamos a recoger vestidos quedaron en el centro comercial, y con todo lo que ha pasado, quizás ya se hayan ido a casa... —Huo Zheng, que había estado revisando sus redes sociales, comprobó si había algún problema y si los vehículos en la autopista circulaban sin contratiempos.