—Jajaja... —Ese oficial rió maniáticamente escupiendo un chorro de sangre, aunque los señalase o no, los resultados serían los mismos. Sabía que Huo Shen no iba a dejarlo vivir.
—Olvidaste algo, te enterraré vivo y he enviado a algunos soldados a tu casa para traer a todos los miembros de tu familia, los enterraré primero mientras miras y luego a ti... Huo Zheng, prepara su tumba... —Esa voz era fría y escalofriante. Todos inmediatamente bajaron la cabeza temblando de miedo.
Si no decía otra palabra, toda su familia perecería mientras los veía ser enterrados uno por uno impotentes antes de que pudiera unirse a ellos. Era un dolor sin arrepentimiento en el que viviría lamentándose eternamente incluso en su muerte.
—¡Todo es posible, ya sabes! —La mirada siniestra de Huo Shen le enviaba escalofríos por la espina dorsal.
—Voy a hablar...
—Voy a hablar...