—Está bien, querida, solo ten cuidado cuando salgas, aquí tienes la tarjeta Silver para tus recados de compras, no gastes de más innecesariamente, compra con diligencia, no quiero que tu padre tenga una razón para regañarte, ya sabes cómo es... —Bajaron las escaleras hacia su sala de estar antes de dirigirse a su comedor.
No habían desayunado, acababan de despertarse y charlaron en el dormitorio de Su Qing... Brazo con brazo, se sentaron a la mesa del comedor mientras las criadas les servían apresuradamente su desayuno habitual.
—¿Has empacado y cubierto bien esa comida que te instruí cocinar y que no se derrame en el camino? Debemos tener cuidado al trasladarla de un lugar a otro... —Su Qing levantó la cabeza y preguntó a las criadas que les estaban sirviendo.
—Sí, lo hicimos...