Se paseó hasta la puerta de entrada de la sala ancestral y al entrar, ya pudo ver a Huo Qi arrodillado en el suelo con un libro en sus palmas recitando como si leyera un poema.
—Jajaja... —Se rió suavemente al ver lo diligente que era Huo Qi al recibir su castigo. Huo Shen no necesitaba supervisarlo y se preguntaba si lo mismo ocurría con todos los demás guardias o si solo era él.
—¿De qué te ríes mientras caminas hacia aquí adentro? ¿No estamos todos en el mismo escenario? Pero, ¿tú qué hiciste? —Huo Qi la miró fijamente mientras volvía su mirada al libro que aún tenía con curiosidad en sus palmas.
Después de aquel incidente, no había pensado que la haría continuar con el castigo anterior que le había dado.
—Cometimos los mismos errores, estoy aquí para pagar mis respetos y recibir mi castigo... —Ella se adelantó y se inclinó formalmente dando respeto a las tabletas de ancestros de la familia Huo.