—Ella no podía entender qué le estaba pasando, acababa de salir de la prisión, pero de repente, se sentía terriblemente mal de salud. ¿No estaba bien el otro día?
Huo Shen, quien estaba parado en la puerta del baño, podía oírla regurgitando, él se dio vuelta y observó la sopa con el ceño fruncido. No tenía ningún olor sospechoso, ¿o podría ser que era diferente a la comida de la prisión?
—¿Debería deshacerme de la sopa? —pensó en voz alta y preocupado mientras toda su cara se arrugaba. Tenía los brazos cruzados alrededor de su pecho.
—¿Puedo entrar? —golpeó la puerta sin abrirla y después de varios intentos, sin recibir respuesta, abrió la puerta apresuradamente y entró corriendo para verla acostada en el piso, pareciendo inconsciente.
La levantó y corrió hacia la cama antes de llamar a un doctor, no entendía qué le estaba pasando.
Consiguió una toalla húmeda y comenzó a limpiarle la cara esperando al doctor que vivía cerca para que viniera.
Su rostro brillaba por el sudor aunque el cuarto estaba a temperatura ambiente.
—Señorita, más te vale conocer bien tu posición aquí, no te metas con la Señora de la casa, no trates de incriminarla, o terminarás miserable... —Huo Qi la arrojó sobre la cama antes de irse, ¿quién era ella para incriminar a Wei Wei? Tal vez hubiera sugerido comprometerse con su Maestro, pero en el fondo, podía ver cómo Su Wei Wei detestaba a los hombres y no había necesidad de incriminar a nadie.
No tenía ningún sentimiento hacia Huo Shen y ella había sugerido eso probablemente planeando usar sus poderes.
La cara entera de Zhan Shan palideció. ¿Qué quería decir con eso? Y exactamente, ¿cuál era su posición en el corazón de Huo Shen? ¿Qué mensaje quería transmitir con eso?
—Huo Qi... —le llamó suavemente pero Huo Qi se alejó rápidamente, saliendo del dormitorio dejando a Zhan Shan enojada. No solo estaba tratando de incriminar a su benefactora, sino que esta era la misma persona que iba a tratar a su maestro...
Apretó fuertemente sus nudillos, provocando un ligero sangrado en sus palmas.
—¡Maldita mujer! Tarde o temprano te expulsaré —juró enfadada—, pero primero, tendría que hacer algunas investigaciones y averiguar de qué familia proviene.
—Wei Wei... ¿Qué te pasó? —preguntó preocupado, su rostro se estaba poniendo pálido y no sabía qué podría haberle sucedido mientras estaba fuera.
¡No sabía dónde había estado todos esos días! ¿Qué le había pasado? ¿Con quién se encontró? ¿Dónde durmió? Ya había comprobado y no había ido a la Familia Su y ellos no sabían que había salido de la prisión.
Su Wei Wei podía oírlo y quería abrir su boca para hablar pero era incapaz, se sentía como si estuviera paralizada por completo.
—Wei Wei... —la llamó de nuevo dándole golpecitos en los hombros pero esos ojos cerrados ya no se abrían sin importar cuánto los agitara, no respondía.
Estaba nervioso y sudando, por primera vez estaba entrando en pánico por una mujer, sí, le gustaba Mo Zi Jia como mujer pero como hermana, y nunca se había preocupado intensamente por ella como lo hacía ahora.
—Pagué un precio enorme por traer a esa mujer tuya del infierno, vete y deja de molestarme... —Su Wei Wei de repente se sentó en la cama tratando de cultivar, de repente sentía una energía fuerte rodeando la habitación, necesitaba fortalecer su reserva de energía e intentar sanar...
Si no fuera por esa chica, esto no habría sucedido y Huo Shen estaba agradecido de que el veneno se hubiera ido, ¿pero a qué costo? Solo tenía que cumplir con su parte del trato.
—Su Wei Wei... —Él dio un paso atrás y la llamó casi cayendo de rodillas, haría cualquier cosa para agradecer este esfuerzo. Si tan solo pudiera hablar y explicar.
—No me llames, los hombres siempre serán mi infortunio, mi caída, los corazones humanos son muy volubles, incluso aquellos que piensas que son inocentes y con sangre compartida podrían ser el verdadero peligro escondiéndose detrás de esas relaciones... búscame algunos jade verde esmeralda, muchos de ellos, apúrate... —Necesitaba probar si su energía mágica podría ser repuesta por la energía mágica proveniente de los jades, mejoraría sus ojos y su reserva de energía, pero ¿por qué Dios le daba tal prueba?
No era tan codiciosa de poder, solo quería venganza, abrió sus ojos de golpe que eran de un verde esmeralda profundo, y eran fieros y aterradores. Brillaban.