Dong Shin cayó en una profunda reflexión y murmuró inconscientemente:
—Ahora solo tengo que lidiar con ese Jefe Su. Hagamos un plan para enfrentarnos a ella.
Pensando así, Dong Shin llamó a su subordinado de confianza y comenzó a discutir el plan para tratar con el Jefe Su.
Sin que él lo supiera, una figura escondida a cierta distancia de él estaba escuchando todo.
Después de un tiempo, el presidente del CMC llamó a Dong Shin.
Dong Shin ajustó su uniforme militar, quitándose el polvo imaginario de las solapas mientras entraba a la imponente sede del CMC.
Entró a la oficina del presidente, su expresión cuidadosamente neutra.
Pero en el momento en que sus ojos se posaron en Liu Feng, su compostura vaciló, reemplazada por un destello de desprecio.
Liu Feng estaba de pie a un lado, su postura relajada pero autoritaria.
Joven, capaz, y exudando una confianza tranquila, era todo lo que Dong Shin despreciaba.
Sentado detrás de un escritorio masivo estaba Wang Qingshan.
