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El gimnasio de la casa era usualmente usado por ella, sus hermanos y los guardias. Su madre nunca había puesto un pie dentro de él ni siquiera una vez. Por eso sugirió que se usara, probablemente era el último lugar donde su madre pensaría buscarla a ella y a sus hermanos.
Todo el equipo en el gimnasio estaba bien organizado a los lados asegurándose de dejar el área central espaciosa y desocupada. Una gran esterilla verde había sido colocada en esa área para ser usada en actividades como el judo o el combate.
Justo ahí en ese espacio es donde todos estaban parados, rodeando a una familia de cuatro visitantes no deseados en la casa.
Desde la entrada, tan pronto como un guardia de seguridad que custodiaba la puerta la dejó pasar, Chi Lian podía escuchar los gritos agudos de su abuela exigiendo ser desatada.
—Los denunciaré a la policía por secuestro —amenazó.
—Sí, vamos a llamar a la policía —concuerda la tía con su abuela.