Chi Lian se topó con Muyang que estaba volviendo al centro y ella tomó su mano para que ambos pudieran regresar al coche.
Muyang estaba renuente a irse, ¿cómo podría alejarse después de haber presenciado a alguien llamar bastardos a sus hijos y amenazar con intimidarlos? ¡Esto no podía tolerarse!
—No he terminado de tratar con ella —le dijo a Chi Lian.
—Yo sí —Chi Lian lo tranquilizó con una sonrisa.
—No a mi manera —Muyang insistió.
Su manera concluiría con la mujer tonta perdiendo todo su dinero y demandada en el tribunal por todo lo que era.
—Por eso le dije que no habíamos terminado con ella. Ya accedí a los registros de los padres en la clase y sé quién es. Te lo enviaré y desde ahí podrás tomar nuestro manto de venganza —sus palabras lo calmaron un poco.
Pero planeaba hacer mucho más que eso, después del pequeño episodio con Chi Lian, Muyang había descubierto la alegría de azotar a tus enemigos en la oscuridad cuando no podían verte ni encontrarte.