El pequeño monje miraba a su padre descontento con un ligero puchero en su rostro.
Para Chi Lian, esa mirada significaba —Así que tú eres la razón por la que terminé en ese laboratorio—. Envió una oración por Muyang en su corazón.
—Eh, ¿por qué le llamas pequeño monje? —le preguntó el viejo maestro.
—Fue su padre quien le dio el nombre, dijo que podemos llamarlo así por ahora ya que está tan calvo como un monje —respondió ella.
El viejo maestro se rió entre dientes y apartó la mirada de su bisnieto para que el pequeño no lo viera reírse.
El doctor regresó junto con otros miembros de la familia, excepto aquellos que se quedaron con la vieja señora.
—Eh, hermana, ¡es cierto que está calvo! —exclamó Chi Zimo—. Tomó una foto a escondidas de su sobrino con una sonrisa —Es tan adorable hermana.
—¿Qué tal si te corto el cabello a ti para ver cuán adorable te ves? —le preguntó Mamá Chi.