—Deberías escuchar ese archivo de audio que te envié y ver por dónde empezar —le dijo Chi Lian a Muyang.
—Lo haré, ¿volverás ahora que has conocido a esa mujer? —preguntó él con esperanza.
—No, ella me dio otra pista. Volveré pronto Muyang, pero no hoy. No dejamos piedra sin mover en este caso —respondió ella.
Él pasó sus dedos por su cabello y suspiró. Sabía que ella tenía razón. No importaba cuánto la extrañara o se preocupara por ella, esta misión en la que estaba era importante.
—Escucharé el archivo de audio ahora. Gracias por trabajar duro, avanzas más rápido que todos nosotros juntos.
—Es porque ustedes apenas tienen información. Ahora la tienen —dijo ella. Se dio cuenta de que estaban casi en el edificio al que Mu Shaoyan la había dirigido—. Hablaré contigo más tarde cuando esté en la habitación del hotel. Adiós, te amo.
—Está bien, yo también te amo —respondió él al instante sin duda ni vacilación.