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No tardó mucho en llegar frente al edificio donde vivía Mu Shaoyan. Era un edificio viejo, de cuatro pisos de altura. Al entrar, descubrió que no había ascensores; tuvo que subir las escaleras hasta el último piso para llegar al apartamento.
—T4, ¿terminaste de escanear? —Sí anfitrión/a, no hay peligro presente para ti en este edificio ni en sus alrededores.
Con su garantía, llamó a la puerta y dijo:
—Estamos entregando muestras gratis de un nuevo alcohol, nos encantaría conocer tu opinión. Había comprado una botella en el centro comercial del sistema, la cual colgó frente a la mirilla de la puerta.
T4 le había dicho que a Mu Shaoyan le encantaba el alcohol y jugar a las cartas. Si había algo que seguramente la haría abrir la puerta, era el alcohol.