—Se han ido; no volverán tan pronto —Chi Wei volvió a entrar a la casa y anunció en voz alta—. ¿Están todos bien? —preguntó.
—Todos estamos bien —dijo Chi Lian en nombre de todos—. Todos estaban apiñados alrededor de mamá Chi para ver si estaba bien. Mamá Chi lloraba inconsolablemente—. Mamá, todo estará bien, deja de llorar.
—¿Por qué no puede quererme, también soy su hija? ¿Por qué sigue haciéndome esto? ¿Soy tan poco amable? —sollozó mamá Chi.
—Li yu, han pasado tantos años, no puedes seguir rogando por su amor —dijo papá Chi.
Chi Lian quería decirle a papá Chi que no había nadie en este mundo que no anhelara el amor de sus padres. Podía recordar vívidamente cuántas veces vio a sus primos con sus padres en su vida anterior. El amor que compartían era profundo y profundo; la hacía sentir envidia y celos. Muchas noches lloraba hasta dormirse mientras sostenía sus fotos para poder comprender los sentimientos de mamá Chi. El amor de un padre era una necesidad en la vida de uno.