—Señoras... por favor, cálmense —dijo Sidney, interponiéndose entre Ava y Serena mientras la mano de Ava era bruscamente apartada por Serena. La mirada de Ava se volvió gélida, entrecerrando sus ojos mientras se enfocaba en Sidney, quien ahora le sostenía la muñeca. ¿Por qué tuviste que traerla tú mismo? ¿No podía encontrar su propio camino? ¿O necesita que mi prometido la escolte a todos lados ahora? El veneno en la voz de Ava cortaba el aire, sus palabras cargadas de sospecha y acusación.
Serena se quedó congelada, sintiendo el peso de esas palabras. ¿Su prometido? Lentamente, su mirada se desvió hacia Sidney, cuyos ojos ya se habían movido hacia ella mientras la miraba como queriendo explicar... ¿En serio? ¿Pensaba que podría explicar todo así nada más? Nostalgia, confianza —él había estado tratando de usarlas como armas para manipularla, ¿mientras ya estaba en la cama con el enemigo? Bastante literalmente, posiblemente.