—¿Alguna noticia? —exigió el hombre bruscamente, su voz cortante atravesando el tenso silencio mientras se quedaba mirando la fila de personas.
Los investigadores intercambiaron miradas inquietas, cada uno de ellos temiendo ya las inevitablemente decepcionantes noticias que estaban a punto de entregar. Y sin embargo, habían agotado cada pista, seguido cada posible rastro, pero su búsqueda no había dado frutos.
Los ojos del hombre, afilados y felinos, se estrecharon mientras miraba a cada uno por turno. Ya podía anticipar sus respuestas. Su voz se rebajó a un tono más suave, casi de asombro, mientras fijaba su mirada en el líder del grupo. —Dime, ¿crees que alguien puede simplemente desaparecer en el aire? ¿O acaso fue abducida por alienígenas?
Un escalofrío recorrió la habitación. Aunque sus palabras eran pronunciadas con un aire casual, todos los presentes podían sentir la furia hirviente bajo ellas. La tensión era tan espesa que se podía cortar.