—¿Alguien quería matarme? —La voz de Serena temblaba mientras levantaba la vista desde donde se agachaba al lado del camino, clavando sus dedos en la tierra en busca de algo de estabilidad. Su cuerpo temblaba incontrolablemente, tanto por el frío como por el shock de la revelación.
Se estremecía al pensar lo que podría haber sucedido si Aiden hubiera llegado tarde o si hubiera estado con ella.
—Esa es nuestra evaluación inicial, sí —confirmó el investigador, con tono neutro, mientras se agachaba junto a ella, intentando encontrarse con su mirada—. Según lo que hemos recopilado hasta ahora. Eso es lo más probable.
—Pero... ¿por qué? —Serena preguntó confundida.