—¿Estás seguro de que solo nos estamos escapando para casarnos? ¿No es algún plan elaborado para llevarnos directamente al cielo, verdad? —preguntó Aiden, su voz entretejida con una mezcla de humor seco y adrenalina persistente. A su lado, Serena luchaba por recuperar el aliento, su pecho se agitaba mientras sostenía el volante con manos temblorosas. El casi accidente los había dejado a ambos conmocionados, sus corazones latiendo como si tratasen de superar en velocidad el peligro del que acababan de escapar.
—No es momento para bromas, Aiden —ella respondió bruscamente—. ¡Maldición! Eso estuvo demasiado cerca. ¡Y odio que estés tranquilo incluso ahora!