—Parece —dijo ella, su voz estable pero con un tono de resignación— que mi elección es bastante obvia.
Su mirada recorrió la habitación, deteniéndose un momento en cada rostro antes de fijarse en las dos figuras principales. La expresión de Ava resplandecía con un triunfo silencioso, sus ojos llenos de satisfacción. En contraste, Sidney parecía inseguro, su hesitación palpable como si no estuviera seguro de si celebrar o mantenerse cauteloso. Bien. Que dude. Era mejor así.