—¡Eres tú! ¡Rena! ¡Oye, Rena!
El corazón de Serena dio un vuelco al oír la voz familiar, pero no disminuyó la velocidad. En cambio, aceleró el paso, sus pisadas se volvían más decididas a cada momento. No tenía ninguna intención de hablar con el chico que la llamaba. Sabía perfectamente quién era, y lo último que necesitaba era involucrarse con él en este momento. Si Ava la pillaba hablando con esta persona, exageraría la situación—como siempre hacía. Y Serena no podía permitirse más drama en su vida.
Sus metas eran simples, pero el camino para alcanzarlas no lo era. Necesitaba volverse independiente para poder mudarse de esta vida de prisión en los próximos años o tener algo a su nombre antes de ser expulsada. Recibía una generosa mesada, pero no tenía intención de gastarla en nada que no fuera absolutamente necesario. Lo que gastara, lo devolvería antes de cortar lazos con esta familia cuando fuera mayor.