—Eso quisieras —se burló Jun Li ante mi idea de que posiblemente pudiera tener ADN alienígena—. Esa fue una de las primeras cosas que los Sisalik probaron cuando te abdujeron. Y, aunque compartes algunos alelos genéticos comunes con los Saalistaja, de ninguna manera eres más extraterrestre de lo que ya eres simplemente por ser humano.
Debo admitir que eso me decepcionó un poco.
—Aunque, no pudieron determinar si los rasgos eran codominantes o heterocigotos —dijo Jun Li como un pensamiento tardío, pero yo ya no le escuchaba porque tenía una visita inesperada en mi puerta.
Caminando por el largo pasillo hasta la última unidad, vi a un hombre alto y flaco apoyado contra la pared junto a mi puerta. —Cuánto tiempo sin vernos, vecino —dijo con una sonrisa. Se veía extremadamente relajado con los brazos cruzados sobre su pecho y las piernas cruzadas en los tobillos—. Estaba a punto de declararte legalmente muerto. ¿Dónde has estado?
