—Estás despierta.
La cabeza de Ofelia se giró hacia Killorn. Tragó saliva, sintiendo su voz morir en su garganta. Él no llevaba nada, solo una toalla de algodón delgada que no hacía nada por ocultar la enorme tienda que crecía entre sus piernas. La gran forma de Killorn cerró la distancia entre ellos, sus anchos hombros convergiendo en su abdomen afilado, donde ella vio las venas que conducían a su
—Estuviste inconsciente por tanto tiempo —murmuró Killorn con incredulidad, sujetándole la cara—. Es bueno que haya retrasado el baño hasta ahora.
Ofelia miró a Killorn temblorosamente.
—O-oh, eso fue m-muy descortés de m-mi parte después de ser i-inútil en el a-ataque. No sabía q-qué hacer.
—No tenías que hacer nada, solo sentarte quieta y verte bonita. Lo digo en serio —Killorn la agarró de la mano y la ayudó a quitarse el vestido. Durante todo el tiempo, intentó alejarse de su agarre, pero él desgarró los materiales fácilmente hasta que ella quedó parada en sus prendas íntimas.