Hoy, Tyrone era especialmente valiente. Luchaba como si su vida dependiera de ello, sin miedo a lastimarse si eso significaba que podía herir más a su oponente. Al final, ganó por poco contra Herbert.
Una vez terminado el combate, ambos chicos estaban irreconocibles, con sus rostros guapos magullados y golpeados. Ambos tuvieron que ser ayudados para salir de la arena.
—Llévenme... con Yuri —logró decir Tyrone.
Daleks rodó los ojos ante la súplica de Tyrone por Yuri, la mención de su nombre sonaba demasiado sentimental para su gusto. —Cálmate, hombre —dijo, sonando amargo—. No lo hagas obvio.
Tyrone se volvió a mirarlo, con los ojos hinchados apenas abiertos. Sin embargo, incluso esta pequeña abertura era suficiente para mostrar su irritación. Bajando la voz, dijo —Ustedes me ocultaron secretos.
Daleks rodó los ojos nuevamente. —Estamos ocultando secretos de todos en la Alianza, tú eres solo uno de ellos —contestó.
Después de eso, Tyrone permaneció en silencio.
