—El Oficial Lyao salió del sanatorio, regresando para reportarse con el Primer Comandante.
—Al escuchar el informe completo, el Comandante mostró tanto sorpresa como una sensación de inevitabilidad. —Él siempre ha pensado diferente al resto. Y su beta, siempre ha sido el mejor. Ha estado diciendo eso durante décadas, es casi una verdad absoluta.
—El Oficial Lyao asintió, preguntando:
—¿Qué hacemos ahora?
—Esperamos a que lo descubra. Cuando lo haga, vendrá a buscarnos —respondió el Comandante, sereno como un pepino.
—De hecho, tal como predijo el Primer Comandante, una hora después, Perseman entró apresuradamente.
—Jadeando pesadamente, preguntó inmediatamente al entrar:
—¿Qué está pasando?
—El Primer Comandante dejó a un lado los documentos que tenía en sus manos:
—¿No lo descubriste tú?
—Perseman negó con la cabeza. —No, no lo hice. Pensé que la Alianza había inventado una nueva droga o algo por el estilo.