Día Treinta y Cuatro...
~~*****~~
El Anciano Xu no sabía si llorar o reír. Hoy había escuchado una propuesta ridícula. Incluso él mismo tenía dificultades para emparejar a Nathan con una mujer. ¿¡Cuánto más casarlo con una desconocida?!
—Solo dime que estás bromeando —exclamó el Anciano Xu cuando se recuperó del shock.
—No. No lo estoy —respondió Maximiliano, levantando la taza de su café.
—¿Por qué mi hijo? ¿Por qué tiene que ser mi hijo? Como dijiste, tu hija es una mujer encantadora. Puede tener al hombre que quiera. Mi hijo es un padre soltero. ¿Por qué no buscar un hombre soltero para tu preciosa Hija Única? —El Anciano Xu no podía entender la forma de pensar de Maximiliano. No lo conocía en absoluto. Y sus familias vivían en diferentes países.
—¿Por qué quieres involucrarte con mi familia? —El Anciano Xu ya no pudo contener sus emociones—. ¿Sabes siquiera lo que me estás pidiendo?