Día Treinta y Tres...
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[ En la Unidad de Condominio de Marco... ]
El duro pene de Marco seguía dentro de ella. Se detuvo al escuchar el nombre de Nathan. El cuerpo de Verónica se tensó cuando se dio cuenta de su error.
Estaba perdida en el placer. No tenía control sobre su lengua. Y mencionó por error el nombre de Nathan. Lo miró ansiosa.
Luego vio su expresión sombría, mirándola con su mirada penetrante. Sus labios estaban apretados en una línea delgada, una clara indicación de que no estaba contento con lo que escuchó salir de su boca.
¡Maldita sea! ¡Yo soy el que la está follando, pero ella está pensando en otro hombre! Marco rechinó los dientes en furia desenfrenada. Odiaba la forma en que Verónica gemía el nombre de Nathan mientras le pedía que la follara más fuerte.
Sus palabras fueron como un duro golpe en su cara. Arruinó completamente el ambiente. Sentía que su excitación desaparecía lentamente. La llama del deseo se extinguió de repente.