Día Cinco…
~~*****~~
Abegail se quedó sin palabras debido a los comentarios del Mayordomo Li. Este hombre tiene una imaginación desbordante y es un poco molesto. ¿Y qué estaba intentando decir aquí?
—No necesitas sentirte avergonzada, Señorita Abigail. Ya soy lo suficientemente mayor para saber de estas cosas. Además, mi maestro es un hombre muy encantador y atractivo. Un postre delicioso y apetecible para los ojos de las mujeres. ¡Tantas mujeres sueñan con servirle y complacerle en la cama aunque sea solo una vez! —habló el Mayordomo Li espontáneamente con sus ojos soñadores.
Los labios de Abigail formaron una línea delgada y su mano derecha ya estaba apretada en un puño. Si el Mayordomo Li no hubiera sido tan amable y generoso con ella, ya debería haberle pegado en la boca para silenciarlo.
—Mayordomo Li... No voy a usar esta droga afrodisíaca en tu Maestro. ¿Quieres que nos echen a ambos de esta casa? —preguntó Abigail, tratando de controlar su temperamento.
