Día dos...
[Estrategia de Misión Número 2: ¡Sírvelo como a un rey!]
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Abigail estuvo despierta toda la noche. No dejaba de dar vueltas en la cama pensando en la decisión de Nathan de dejarla quedarse en la casa.
Antes de que se diera cuenta, el sol ya había salido por el este. Subconscientemente, sus pies la llevaron cerca de la ventana, presenciando el maravilloso amanecer.
Es otro día completamente nuevo, pero Abigail todavía no podía superar lo que ocurrió anoche. Nathan Sparks aceptó inmediatamente su petición, lo cual era inusual en él. ¿Qué estaría planeando? ¿Estaría tramando algo en su contra?
Abigail estaba segura de que Nathan tenía un motivo oculto para dejarla quedarse en su casa. Asumía que no creía completamente en sus palabras, pero aun así, no la interrogó más.
Nathan solo le pidió una cosa: ¡que no se interpusiera en su camino y que nunca le molestara!
Pero eso era algo que ella no podía hacer. Tanto como fuera posible, tenía que involucrarse con él. ¡Estar a su lado y ganárselo! ¡Definitivamente tendría que molestarlo todo el tiempo solo para captar su atención o... debería decir... para obtener su afecto!
—¿"Maestro? ¿Estás bien? No tienes buen aspecto. ¡Tienes unas ojeras muy grandes!—Bam-Bam apareció de repente de la nada.
Abigail simplemente siseó, lanzando una mirada enfurecida a la criatura mítica que siempre desaparecía cuando Nathan estaba cerca.
—Creo que este enemigo mío está tramando algo. Tengo un mal presentimiento. Imagina... odiaba verme llevarme bien con su hijo... y ahora, me deja quedarme aquí sin hacerme más preguntas. Se ve muy sospechoso, ¿verdad? —Bam-Bam simplemente encogió sus pequeños hombros mientras aleteaba sus alas—. No tengo ni idea, Maestro. Es tan difícil entender lo que alguien piensa. Ustedes, los humanos, son muy complicados e impredecibles la mayor parte del tiempo.
Abigail rodó los ojos ante las observaciones de Bam-Bam y dijo:
—No importa.
Pensó que esta criatura de alguna manera podría darle una retroalimentación significativa. Pero él también terminó siendo un despistado.
—¡De todas formas! Hoy es mi segundo día en este cuerpo. Solo me quedan 99 días para completar mi misión. ¿Tienes alguna sugerencia sobre mis próximos pasos para lograrlo? —Abigail centró su atención en la criatura voladora.
Se alejó de la ventana de cristal y caminó de regreso a su cama. Ocupaba una de las habitaciones para invitados en la mansión. Estaba a solo tres cuartos del cuarto del Pequeño Ethan.
—Maestro, no soy un cupido, así que no puedo darte una sugerencia valiosa. Deberías averiguarlo por ti misma —Bam-Bam le sonrió tímidamente mientras se rascaba la cara con su pata esponjosa.
Abigail entrecerró los ojos, sus labios formando una línea delgada. Bam-Bam simplemente silbó, evitando la mirada penetrante de Abigail.
—Pensé que estabas aquí para guiarme con mi misión —murmuró exasperada, acompañando sus palabras con gestos de mano.
—Sí. Por supuesto. Estoy aquí para acompañarte y guiarte con tu misión. Pero no dije que te enseñaría qué hacer —se justificó ansiosamente, temiendo que Abigail se molestara.
—Además de ser un asesino experto, también eres un gran estratega. Sé que puedes pensar en un plan mejor sobre cómo hacer que el Diablo se enamore de ti. No te preocupes, solo estoy aquí, observándote desde un lado, Maestro —Bam-Bam se rió después de decir eso. Pero dejó de reírse de inmediato al encontrarse con la mirada mortal de Abigail.
—¡Gato Volador Inútil! ¿Por qué no desapareces de mi vista en este instante? De lo contrario, te capturaré y te cortaré en pedacitos. Luego, venderé tu carne al proveedor y fabricante de Siopao.
—¿Eh? ¿Qué Siopao, Maestro? ¿Sabe bien y es delicioso? —Bam-Bam le preguntó con dos grandes ojos plateados grisáceos, chispeando de curiosidad.
—¡Ay! —Abigail le dio un golpecito en la cabeza—. ¡Deja de pensar en comida! ¡Ayúdame a idear una nueva estrategia para llamar la atención del Diablo!
—¡Está bien! ¡Está bien! Solo no golpees mi hermosa cabeza, ¡o podría perder mi cerebro inteligente y brillante! —Bam-Bam se quejó, poniendo una cara de lástima.
—Entonces hazlo. Usa tu mente brillante. ¡AHORA! —Abigail exigió, masajeándose las sienes.
—Ding! —Una idea surgió en la mente de Bam-Bam.
—¡Ajá! Tengo una buena sugerencia, Maestro —dijo alegremente, sus ojos radiantes de emoción—. Dime. —Abigail estaba anticipando su respuesta.
—¡Sírvelo como a un Rey! Definitivamente estará contento si alguien lo mima. Haz todo lo que puedas para hacerle ver que fue una buena decisión dejarte quedarte aquí con ellos —sugirió Bam-Bam.
—Abigail asintió con la cabeza. Ese hombre es el líder supremo de Sifiruz y está acostumbrado a ser servido por muchos. Las sugerencias de Bam-Bam podrían funcionar. Así que tenía que intentarlo. Esto era por recuperar su cuerpo. Su alma tenía que volver a su cuerpo original para llevar a cabo su venganza.
—Bam-Bam le reveló una restricción importante. No podía matar a Nathan Sparks usando el cuerpo de Abigail Scarlett. También iría en contra de su misión. Así que, en otras palabras, no podía tocar a Nathan Sparks para hacerle daño.
—Está bien. Lo entiendo muy bien. Tengo que actuar ahora. ¿Qué debo hacer? —Abigail consultó a Bam-Bam una vez más.
—Aunque podría ser la mejor estratega cuando se trata de destruir y matar a alguien, sigue siendo una novata e inexperta en lo que respecta a perseguir y cortejar a alguien.
—Maestro, ¿conoces la frase: El camino al corazón de un hombre es a través de su estómago? —Bam-Bam inquirió.
—¡No! —Respondió rápidamente—. ¿A qué te refieres con eso?
—¡En serio, Maestro? ¿Ni siquiera conoces este famoso dicho!? —Bam-Bam murmuró con incredulidad, frotándose la frente con sus patas.
—Significa... Si quieres que alguien te quiera, ¡todo lo que tienes que hacer es cocinarle una buena comida! Así que, Maestro, ¿por qué no empiezas el día cocinándole un desayuno? —propuso.