Veintidós...
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Abigail se encontraba sin palabras cuando escuchó al señor Hiroshi.
—¿Que me gusta? ¿Que lo amo? ¡De ninguna manera! ¡Él entendió todo mal! Solo estoy haciendo esto por mi misión. ¡De ninguna manera me enamoraré de Nathan! —murmuró Abigail para sí misma, convenciéndose. Negó todo lo que el señor Hiroshi acababa de decir hace un momento.
Como estaba fingiendo ser la mujer de Nathan, no se atrevió a corregir la suposición incorrecta de Mr. Hiroshi. Simplemente sonrió incómodamente y asintió con la cabeza. —S-Sí, no me rendiré.
—Mi vida depende de esta misión. No puedo rendirme a menos que realmente quiera morir sin obtener mi venganza. ¿Y qué pasa con Rosa Negra? No puedo dejarla atrás hasta asegurarme de que tendrá una buena vida.
—Bien. Muéstrale que tú eres la mujer para él, no su ex. Tienes el aspecto... y puedo decir que también eres inteligente —El señor Hiroshi comenzó a alabarla por sus buenas cualidades.